domingo, 5 de abril de 2009

En busca de las maravillas escondidas



Hoy sábado, aprovechando que los niños no asisten a clase, hemos organizado varias visitas a lugares cercanos. Nuestra idea es conocer cómo pasa la gente del lugar el fin de semana. Hemos viajado en moto o en “motor”, como dicen ellos, pues, parece ser que es el mejor transporte para transitar las diversas carreteras y caminos de los alrededores. En mente, llegar al río Soco, pero antes una “rápida” conexión a Internet para poner al día el Blog de la Oficina de Cooperación. Esta vez, la luz, que suele ir y volver a horas más o menos definidas (supuestamente hay luz de 21h a 5h y vuelve a las 16h), no había hecho su aparición y la cosa se ha prolongado… Suerte que hemos podido “colgar” alguna información. Tras las dificultades técnicas, el día se ha encauzado…
Entremezclando tramos de tierra con carreteras asfaltadas (o semi-asfaltadas), después de San Pedro, hemos efectuado la primera parada para visitar “la Cueva de las Maravillas”, una cueva mágica y digna de ver, aunque, sin duda demasiado explotada en el plano turístico... Una maravilla natural, con dibujos indígenas y mil historias escondidas en sus estalactitas y estalagmitas. Tras unos 45 minutos de recorrido a 19 grados de temperatura y con un 80 por ciento de humedad aproximada, hemos resurgido de debajo de la tierra para poner fin a nuestra visita a la cueva y volver a subirnos a lomos de nuestros “motores” conducidos por los mejores guías: un grupo de amigos de Tomás del Batey Nuevo.
Entre kilómetros de campos de caña, zonas más secas, paisajes selváticos, ferrocarriles cargados de paja y un pinchazo en la rueda de la moto en la que viajaba Javi, hemos aparecido en el Río Soco. Maravillados por los paisajes, hemos tardado un rato en volver a ser capaces de abrir la boca (o de cerrarla, según cómo se mire)…
Tras un pequeño tentempié (o no tan pequeño) los más valientes nos hemos dado un baño. Al ser blancos o “gringos”, como nos denominan ellos, llamábamos la atención. Las horas se han hecho amenas y sin darnos cuenta, el sol ha comenzado a esconder su dorada cabellera y hemos emprendido la vuelta con menos tiempo del previsto…
La noche ha culminado en San Pedro. Nos hemos acercado un rato al Malecón con el fin de echar una ojeada al ambiente sabadeño en donde nos hemos dado un buen atracón a pollo y “papas fritas” en uno de esos mil Pica Pollos que hay por la zona. De ahí, en el taxi “de confianza” de NPH, al hogar para descansar tras un día que, aunque de relax, ha sido agotador. Por cierto… ¡ya empezamos a tener algo de colorcillo! Mañana domingo acompañaremos a la playa a un grupo de niñas del hogar para compartir con ellas el día y el descubrir uno de esos millones de paradisiacos parajes que alberga la isla (lo que nos queda por conocer…)

2 comentarios:

  1. jajajajajajja como fue el pinxazo en la rueda que viajaba javi¿?¿??¿¿? xD

    qué genial todo!!!! suena que es toda una experiencia!!!!!

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  2. Ha sido un sábado interesantísimo la verdad, se nota que os lo estáis pasando bien además de tener un experiencia increíble. Os tengo que dar la mala noticia de que aquí el tiempo no está muy bueno, y es que por lo menos en Galicia llueve! No es que sea raro, pero podía hacer mejor tiempo.

    Un beso muy fuerte a todos

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